Hay que ver como está el mundo, MADRE, hay que ver. Ahora dicen que si estamos en crisis, que si España no levanta cabeza, que si no llegamos a fin de mes.
Dicen MADRE que el paro aumenta por minutos, que están las oficinas del INEM con unas colas que ríanse ustedes hermanos míos del Prendimiento de las colas que se forman para conseguir una entrada de la Final del Falla.
Y es que, MADRE, aunque digan que estamos en crisis, no estamos tan mal. Y no quiero decir con esto que la vida de todos ustedes hermanos sea de color de rosa, ni mucho menos.
Se que será difícil de entender lo que escribo MADRE, que muchos de mis hermanos del Prendimiento no estarán de acuerdo con estas líneas, pero permítanme que les diga que si esto que tenemos se llama crisis, bendita crisis.
Bendita crisis MADRE, porque lo único que nos falta es trabajo y dinero. Y sinceramente, aunque el dinero a veces nos ayude, realmente no te da la felicidad plena.
La felicidad, por mucho que el mundo se empeñe en que es el dinero, no lo es.
Porque la verdadera felicidad es la familia, son los amigos, es estar con tu gente.
O me van a negar ustedes hermanos que no prefieren verse rodeado de sus seres más queridos en una reunión antes que verse como un llanero solitario y con los bolsillos rebosando de dinero.
Me van a negar ustedes hermanos que por mucho que se hable de crisis, no tienen ustedes la sonrisa en su boca cuando un amigo les cuenta un chiste mientras se toman una cervecita.
Y es que si se fijan, ojalá fueran así todas las crisis.
¿O es que acaso no les resulta curioso que nosotros hablemos de crisis económica cuando en nuestro país tenemos a mujeres, madres como Nuestra Señora del Buen Fin, que están siendo maltratadas por un cuerpo sin alma de hombre dentro?
¿No les resulta a ustedes extraño que nos quejemos tanto por la crisis cuando estamos viendo día si y día también que dos pueblos hermanos, dos pueblos vecinos, se están matando a base de macabros atentados en la misma zona donde hace unos 2000 años un hombre llamado Jesucristo nos hablaba de PAZ?
Si es que no miramos a nuestro alrededor MADRE, no sabemos valorar lo que tenemos, si es que solo sabemos rezarte para pedirte por nosotros, pero nunca o escasas veces lo hacemos por los demás.
Jamás te pedimos en una oración por el fin de las guerras, por el fin de la violencia de género, por el fin del racismo y la homofobia.
Porque solo pensamos en nuestras cosas MADRE, en nuestra “crisis”. Y es que si te fijas, hasta pa´rezarte somos egoístas.
Por eso MADRE, tú Virgen María, cuando el próximo Martes Santo cruces el dintel de tu Iglesia al son de unos varales que dan sonido a tu llanto por el Prendimiento de tu hijo, piensa en tus hijos del Parque, en los de la Isla, en los del Mundo entero y dales tú que sabes, tú que tienes el “don“, ese BUEN FIN que tanto necesitamos de ti.
Dicen MADRE que el paro aumenta por minutos, que están las oficinas del INEM con unas colas que ríanse ustedes hermanos míos del Prendimiento de las colas que se forman para conseguir una entrada de la Final del Falla.
Y es que, MADRE, aunque digan que estamos en crisis, no estamos tan mal. Y no quiero decir con esto que la vida de todos ustedes hermanos sea de color de rosa, ni mucho menos.
Se que será difícil de entender lo que escribo MADRE, que muchos de mis hermanos del Prendimiento no estarán de acuerdo con estas líneas, pero permítanme que les diga que si esto que tenemos se llama crisis, bendita crisis.
Bendita crisis MADRE, porque lo único que nos falta es trabajo y dinero. Y sinceramente, aunque el dinero a veces nos ayude, realmente no te da la felicidad plena.
La felicidad, por mucho que el mundo se empeñe en que es el dinero, no lo es.
Porque la verdadera felicidad es la familia, son los amigos, es estar con tu gente.
O me van a negar ustedes hermanos que no prefieren verse rodeado de sus seres más queridos en una reunión antes que verse como un llanero solitario y con los bolsillos rebosando de dinero.
Me van a negar ustedes hermanos que por mucho que se hable de crisis, no tienen ustedes la sonrisa en su boca cuando un amigo les cuenta un chiste mientras se toman una cervecita.
Y es que si se fijan, ojalá fueran así todas las crisis.
¿O es que acaso no les resulta curioso que nosotros hablemos de crisis económica cuando en nuestro país tenemos a mujeres, madres como Nuestra Señora del Buen Fin, que están siendo maltratadas por un cuerpo sin alma de hombre dentro?
¿No les resulta a ustedes extraño que nos quejemos tanto por la crisis cuando estamos viendo día si y día también que dos pueblos hermanos, dos pueblos vecinos, se están matando a base de macabros atentados en la misma zona donde hace unos 2000 años un hombre llamado Jesucristo nos hablaba de PAZ?
Si es que no miramos a nuestro alrededor MADRE, no sabemos valorar lo que tenemos, si es que solo sabemos rezarte para pedirte por nosotros, pero nunca o escasas veces lo hacemos por los demás.
Jamás te pedimos en una oración por el fin de las guerras, por el fin de la violencia de género, por el fin del racismo y la homofobia.
Porque solo pensamos en nuestras cosas MADRE, en nuestra “crisis”. Y es que si te fijas, hasta pa´rezarte somos egoístas.
Por eso MADRE, tú Virgen María, cuando el próximo Martes Santo cruces el dintel de tu Iglesia al son de unos varales que dan sonido a tu llanto por el Prendimiento de tu hijo, piensa en tus hijos del Parque, en los de la Isla, en los del Mundo entero y dales tú que sabes, tú que tienes el “don“, ese BUEN FIN que tanto necesitamos de ti.